IMPORTANTE: Esta entrada fue publicada aquí y los comentarios originales de los primeros lectores quedaron ahí guardados por si los quieren visitar. (Escrito por Nica Misinez) Como mi compañera sigue de viaje por tierras orientales, qué mejor que aguantar la espera de las magníficas fotos e historias que nos aguardan, que tratando temas animalistas en este espacio. A la pregunta de ¿por qué creéis que debemos educar a los niños en el respeto a los animales?, la respuesta es muy sencilla, porque queremos adultos respetuosos con los sin voz. Si algo tenemos claro es que la mejor manera de educar es predicar con el ejemplo. Pero, ¿somos cien por cien un buen ejemplo? Hace unas semanas asistí a una charla para niños sobre conceptos básicos y derechos de los animales. La actividad consistía en elegir al azar un animalito de juguete y que explicaran todo lo que supieran sobre él. El perro muerde, el gato araña, el tiburón mata, el elefante puede chafarte, al igual que el rinoceronte, la araña pica,.. La encargada de dar la charla ya contaba con la facilidad que tienen los niños de recordar los rasgos “menos buenos” a la hora de describir a un animal. Y, dándole la vuelta a la tortilla, justificó cada rasgo que ellos consideraban negativo y la mayoría de ellos quedó convencido. ¿No sería más fácil explicarles que el gato callejero se eriza cuando se asusta o que una araña no te picará si no invades su territorio? En vez de eso, les transmitimos que el humano es bueno y el mamífero, insecto o reptil, ataca. En el sistema educativo, rara vez se incluye el respeto a los animales. En la escuela son tratados como meros recursos para satisfacer nuestras propias necesidades. “Andrés tenía 13 pollos y se comió 7, ¿cuántos pollos le quedan ahora?” Quizá el problema también resida en la línea que separa el que te gusten los animales y defenderlos. ¿A quién no le gustan los animales? Son peludos y una monería. Pero dentro de ese grupo están los que van a verlos a zoológicos y circos y los que defendemos sus derechos e intentamos inculcar ciertos valores. Al hacerlo a edades tempranas, solo tenemos que enseñar, ya que más tarde modificar conductas será una ardua tarea. No está todo perdido, por suerte. ¿Sabéis que una vez una mamá adoptó a dos gatitos porque su hijo de 13 años prefería la compañía felina que una play station? Y hoy por hoy sigue mimándolos como el primer día. Uno de mis alumnos, de tan solo 6 años, vive al lado de un campo de tiro. A su corta edad ya son varios los pichones que ha recogido malheridos y, tras un periodo de curas y reposo, los ha echado a volar. Una niña de 12 años, que hoy cuenta con algunos años más.., metió a su gata herida en un carro de la compra y la llevó al veterinario, pagándolo con sus ahorros, tras repetirle su madre durante días “ya se curará sola”. Y sin ir más lejos, este verano una amiga presenció como unos niños pasaron de maltratar a unos cangrejos en la playa, tirándoles arena, a convertirse en los héroes de aquella cala al salvarles la vida porque escucharon sus consejos. Historias que me conmueven. :) Y me despido con un vídeo de un niño increíble, que seguramente ya conozcáis porque se convirtió en viral por la deducción lógica que ya podríamos tener la inmensa mayoría.
0 Comments
Leave a Reply. |
BLOGConsigue AQUÍ tu felpudo, taza o lámina personalizada.
Archivos
Mayo 2018
Categorías |